20/6/08

Un saludo desde Suecia

El Primer Encuentro Nacional de Escritores Luis Vidales, que se ha realizado en Calarcá, Quindío, Colombia, tierra natal de nuestro poeta, entre los días 16 y 21 de junio de 2008, ha contado con la participación de muchos notables escritores y suscitado un enorme interés de la ciudadanía.

En la foto, una de las sesiones del encuentro, en la Casa de la Cultura de Calarcá (tomada del periódico La Crónica del Quindío).

Publico aquí el saludo que envié a este encuentro, en la imposibilidad física de asistir a él.

Puede ser reproducido libremente, con las únicas condiciones de citar la fuente y no alterar el texto.


Un saludo desde Suecia

Aquí en Estocolmo, donde vivo (es un decir) mi último exilio desde 1980, pienso en el Primer Encuentro de Escritores "Luis Vidales" que se realiza en Calarcá, y me digo que habría sido delicioso poder estar allí, en el suelo que vio nacer a mi padre y que inspiró la más conmovida de sus raras expresiones de sentimentalismo:

Yo digo Calarcá, y el sueño sube
como el pocillo de café a la boca...

Estos versos me conmueven doblemente porque me revuelven la herida abierta del destierro y porque Luis Vidales los escribió durante nuestro exilio en Chile, que para él se alargó durante once años y para mí, más de veinte. Pensar en la patria lejana, la Tierra Prohibida, no es recordarla sino recrearla, inventarla una y otra vez de mil maneras diferentes, exagerando a veces sus bellezas y a veces sus miserias. Mi padre me enseñó que uno no debe llorar su desarraigo, como Ovidio, ni permitir que sus odios personales manden a la eternidad del infierno, como el Dante, a cuanto prójimo se le pone a uno en el camino, ni imaginarse enemigos descomunales a cada paso, como el loco de la Mancha. Durante los años en Chile, muy duros para él, yo lo ví cumplir con férrea disciplina el ejercicio cotidiando de la creación: escribió miles de artículos periodísticos, ensayó una novela sobre la violencia en Colombia (que no era buena, y por fortuna fue robada después por sus autodenominados amigos), dictó clases de estética e historia del arte, produjo sonetos, baladas, poemas libres, trabajó en estadísticas e hizo su militancia política con todos los riesgos que implicaba, porque su partido era entonces ilegal en esas tierras.

Nunca lo ví quejarse. Un día de otoño mi hermana Luz me contó, al borde de las lágrimas, que había visto a papá sentado en un banco del Parque Forestal, en la soledad más absoluta, comiéndose un pan. Solamente un pan, como para evocar a César Vallejo: "Un pedazo de pan en qué sentarme, ¿no habrá ahora para mí?"

En estas cosas de los dolores íntimos fue también un hombre de vanguardia. Allá en su juventud –casi apenas salido de la niñez– publicó Suenan Timbres y con esa pequeña obra barrió todas las convenciones, las beaterías, el ridículo sonsonete y todo el vano andamiaje de una sociedad que se pudría en su letargo colonial. Pero no lo hizo solo: esa revolución fue la obra colectiva de hombres y mujeres como Luis Tejada, Julieta Gaviria, Ricardo Rendón, José Mar, León de Greiff, María Cano y muchísimos otros que la historia debería recordar.

La vanguardia de Vidales no fue solamente formal. Las nuevas formas que desplegó en sus heréticos poemas eran solamente la exacta correspondencia de esas formas con nuevos contenidos ideológicos: mirar al porvenir con alegría, reírse de las solemnidades acartonadas del pasado, barrer con las jerarquías santificadas de la república oligárquica, abrir el camino a las nuevas ideas, como lo había recomendado Tejada: descubrir "con el júbilo cruel del creador, el alma múltiple del universo", "poner la mayor cantidad posible de eternidad en cada minuto que pasa" y preparar "el advenimiento del único reinado humano y justo: el del hombre simple, del buen hombre, del hombre".

Mi padre me enseñó también que el humor es un instrumento maravilloso cuando está puesto a servicio de una idea superior, pero nada más que una bufonada cuando solamente se le utiliza para el lucimiento personal. Hoy pienso en todas esas cosas, y muchas más que sería largo enumerar, y me pregunto qué podría yo ofrecer a ustedes, queridos organizadores y participantes de este Primer Encuentro de Escritores "Luis Vidales", como un saludo cordial mío y de mi padre, y como expresión de profundos y sinceros deseos de éxitos y progresos en sus presentaciones, debates y deliberaciones.

Lo único que se me ocurre es invitarlos a leer un trozo de poesía en prosa –cuasi relato, tal vez, incluso, un esbozo de mininovela–, escrito por mi padre en 1982. Es el número 6 de una serie de "poemas estadísticos", en cuyas líneas nos sorprende la ternura envuelta en consideraciones sociológicas. Aquí está:

6

La tarde tiene una falsa belleza de crédito supervisado. Los baldíos se dejan tabular por su secreto amor con la computadora. Hay mañanas con cara de adjudicación de tierras. Un camino traza el derrotero del día. Se extinguen unos dominios a la derecha. La reforestación no alcanza a cubrir la tara de la talería que no me deja ser completo. Llevo a cabo con el color del cielo una encuesta. Hay una vaca tendida en el pastizal: me da su información pecuaria, sin la malicia del campesino y un poco de espuma blanca en el hocico del ternerillo. Una nueva hoja se alza para que la vean. La nube que pasa musita su cantar de otra época con las mismas gotitas de entonces. El gran molino trae la lluvia. Es, ni más ni menos, el torno del tiempo, muele que muele. Me voy desde hace ocho años. Tengo una inmensa premura. Y no sé si levo, o desembarco.

(Vidales, Luis. “Poemas estadísticos”, Revista Aleph N° 40, 1982:28-31. Reproducido por Fredy Jezzed López Barón, Las raíces del poema en prosa en Colombia: a propósito de José Asunción Silva y Luis Vidales, Pontificia Universidad Javeriana, Carrera de Estudios Literarios, Bogotá, 2007)

"Me voy desde hace ocho años" –dice– porque en 1974 su corazón le dio un terrible revolcón y desde entonces supo que se había iniciado la cuenta regresiva. Y dice "no sé si levo, o desembarco", porque aquel que conoce el destierro sabe que cada instante de la existencia y cada sitio del universo son siempre, simultáneamente, puntos de llegada y de partida.

Permítanme, pues, con ocasión de este encuentro, llegar y partir con este saludo afectuoso y estas desordenadas reflexiones.

Carlos Vidales
Estocolmo, junio 18 de 2008



18/6/08

Rendón y sus caricaturas de Tejada y Vidales

Como ya he contado en mi entrada Luis Vidales según Rendón, la muy famosa caricatura en la que Vidales está representado con cuerpo de sapo fue resultado de una de las frecuentes peleas de amigos que se producían entre el genial caricaturista y el poeta de Suenan Timbres. Sin embargo, la historia sería incompleta si no recordáramos el origen y evolución de los dibujos que hizo Rendón de dos amigos inseparables de aquel tiempo: Luis Tejada, el Príncipe de los cronistas colombianos, y Luis Vidales.

Las dos primeras caricaturas datan de 1924, cuando Luis Tejada todavía estaba vivo:



A la izquierda, Luis Vidales; a la derecha, Luis Tejada. El caricaturista registró fielmente las características más notables de ambos personajes. Vidales era de muy baja estatura. ligeramente barrigón, de piernas rectas y cortas, de boca grande, labios finos, nariz corta y ancha. Tejada era alto, de frente muy amplia, labios gruesos y piernas arqueadas: según quienes le conocieron, caminaba como si estuviera en medio de un terremoto.

Cuando se publicó Suenan Timbres (1926), Rendón dejó de lado la caricatura de cuerpo entero de Vidales y concentró su atención en el rostro, tal como había hecho con respecto a Tejada luego de la publicación en sus crónicas en Bogotá (1923-24):


Vidales (1926) a la izquierda, Tejada (1924) a la derecha. El dibujante ha conservado los rasgos de sus primeras caricaturas y ha precisado algunos detalles. Las cejas y pestañas espesas de Vidales han sido suavizadas ligeramente; los ojos siempre abiertos y un poco tristes de Tejada han sido mejor definidos. La pipa de Vidales es ahora curva, como corresponde a la realidad. Vidales usa corbata de enorme nudo (característica de toda su vida) y Tejada usa lazo negro en lugar de corbata.

Conviene hablar de la historia de la caricatura de 1926, que aquí reproduzco ampliada:


Mi padre tenía por este dibujo un cariño especial. Lo conservó durante toda la vida. Esta caricatura sobrevivió las luchas políticas y los sobresaltos de las cárceles y la clandestinidad, el Bogotazo del 9 de abril, allanamientos policiales, el largo exilio en Chile (1953-1964), las más increíbles aventuras y los más indescriptibles sobresaltos. Pero no pudo resistir la codicia los presuntos "camaradas" que visitaban al poeta durante los últimos meses de su vida, tanto para robarle como para beberse su whisky. Uno de esos sujetos logró llevarse la caricatura y la vendió luego de la muerte del poeta (1990) a la Biblioteca Luis Ángel Arango por la suma de 50.000 pesos. En 1994, durante la única visita que he hecho a Colombia en los 28 años de mi último exilio, encontré la caricatura expuesta en museo de la Casa de Poesía Silva, y con ayuda de María Mercedes Carranza logré averiguar la identidad del individuo que había vendido este dibujo tan entrañable para mi padre. He dicho alguna vez que publicaré el nombre de este sujeto cuando la bilis me lo aconseje. Por ahora me basta con saberlo.

Hay otro aspecto interesante de esta caricatura: ella sirvió de base para la que representa a Vidales con cuerpo de sapo, según ya he relatado en mi nota Luis Vidales según Rendón, y que aquí reproduzco en blanco y negro según el original:


Como se ve, Rendón exageró aquí los rasgos de batracio de Vidales, suprimió las sombras y volúmenes y se limitó a un escueto dibujo de líneas. Mi padre conservaba también el original de esta caricatura y hasta ahora han sido infructuosos mis esfuerzos para seguirle el rastro. Existen sin embargo innumerables copias, porque es la caricatura de Vidales que más se ha publicado y reproducido, tanto en Colombia como en el exterior.

Valgan estas anotaciones para corregir el artículo LUIS TEJADA, por José Gabriel Baena, publicado por la revista Elmalpensante N° 87, junio de 2008, pp. 11-13 (reproducido por NTC..., según el enlace que incluyo) en el cual aparece la mencionada caricatura como si se tratara de Luis Tejada (pág. 12). Fácilmente puede comprobarse el error comparando las caricaturas que Rendón hizo de Tejada y de Vidales, que aquí he reproducido.

Carlos Vidales
Estocolmo, junio 18 de 2008

14/6/08

Primer Encuentro Nacional de Escritores Luis Vidales

En Calarcá se realiza el Primer Encuentro Nacional de Escritores "Luis Vidales" (16 al 21 de junio de 2008), dedicado a la novela breve en Colombia.

Es pertinente y oportuno que el evento se realice bajo el nombre de nuestro poeta, no solamente porque tiene lugar en su ciudad natal, sino también -y principalmente- porque Vidales fue un pionero del minirelato y la novela breve en nuestro país. Algunos de sus poemas en prosa expresan una inocultable voluntad novelística. Él mismo me confesó alguna vez sus inquietudes de poeta-narrador, en el curso de alguna de nuestras conversaciones:

"Por aquella época (antes de la publicación de Suenan Timbres) tenía yo la obsesión de escribir mis historias de modo que no fueran ni prosa ni poesía, sino un género nuevo, mestizo. No sé bien si las lecturas de Poe o las alucinaciones de Maupassant, o los tragos que me tomaba con Tejada, Rendón y de Greiff me habían desquiciado un poquito, pero el hecho es que siempre aparecía en esos relatos un personaje misterioso (un hombre de gabán, un espectro, una sombra con una dentadura horrible, una aparición indescriptible) que me robaba la sombra, me tergiversaba la perspectiva, me escamoteaba el perfil, me despojaba de mi equilibrio".

De este Primer Encuentro Nacional, lo único que considero lamentable es que nadie me haya informado con la debida anticipación, pues de otro modo yo habría hecho lo posible y lo imposible para hacerme presente ya que la ocasión bien merecía el gasto de un viaje desde la aldea de Estocolmo hasta la metrópolis de Calarcá. Ojalá que se acuerden de mí para el Segundo Encuentro y que lo realicen en este siglo, porque en el próximo no estaré disponible.

Carlos Vidales
Estocolmo, 14 de junio de 2008

Más información en:
“Primer Encuentro de escritores LUIS VIDALES”. Calarcá.